El techo de la deuda ilustra el imperio estadounidense de la deuda

El techo de la deuda ilustra el imperio estadounidense de la deuda

El debate sobre el techo de la deuda estadounidense demuestra que hemos llegado a un punto de inflexión. El problema es que puede que las autoridades no cambien de rumbo. Necesitan alejarse de la impresión de dinero, los déficits y la costosa intromisión en el extranjero. Normalmente, la clase dirigente no puede hacerlo.

Estas cosas aumentan su riqueza y poder; no quieren renunciar a ellos. En su lugar, utilizan trucos, disfraces y la fuerza bruta para mantener el tinglado en marcha, hasta el desastroso final. ¿Será esta vez diferente?

En el boom de 2009-2022, todo parecía posible. El dinero crecía en los árboles. Y todos los árboles recibieron el MiracleGro de la Reserva Federal. Se podía utilizar para pagar guerras inútiles, inversiones que no daban resultados, déficits, zombis… lo que se te ocurra.

Se acabó. La inflación lo cambia todo. Sube los precios. Y los precios más altos hacen infelices a los consumidores e inquietan a los votantes. El tejido social se arruga… y luego se desgarra.

La clase media se lleva la peor parte. Los pobres tienen sus limosnas ajustadas a la inflación. Los ricos cuentan con sus activos financieros ajustados a la inflación. La clase media no tiene ni lo uno ni lo otro.

Lo único que tiene es su tiempo, que vende por horas. La inflación deprecia el tiempo. No se hacen inversiones a largo plazo. Los bonos a largo plazo se deprecian. Y los salarios reales por hora llevan dos años bajando.

Mientras tanto, la inflación aumenta el precio de la vivienda. Pero una vivienda no es un activo financiero. Las familias no pueden «sacar dinero»; tienen que vivir en algún sitio. Lo único que pueden hacer es pedir prestado contra el «capital».

Y entonces se ven atrapados; necesitarán tipos de interés bajos para refinanciar – o perderán sus casas. En los países con una fuerte inflación, la clase media se ve tan presionada que desaparece.

En Venezuela, Argentina, Zimbabue… a medida que subían las tasas de inflación, la clase media se hundía en la pobreza. Por eso la democracia es incompatible con la inflación.

Los muchos pobres dependen de las dádivas del gobierno; son fácilmente embaucados y sobornados. Y a la élite se le da bien. Se vuelven «extractivas», es decir, utilizan sus habilidades y su poder para enriquecerse a costa de los demás.

Una democracia honesta necesita una clase media libre e informada. Necesita una clase trabajadora: gente que posea sus propias granjas y casas, pague los impuestos, esté dispuesta a proteger la patria y vote de forma independiente.

Pero, ¿qué está pasando? Los estadounidenses de clase media siguen siendo el mayor grupo de renta por número de personas, según Statista; pero no puede decirse lo mismo de sus ingresos. De 1970 a 2021, la proporción de la renta agregada estadounidense obtenida por la clase media se redujo del 62% al 42%.

En el mismo periodo, los ingresos agregados de los estadounidenses de renta alta aumentaron del 29% al 50%. La desaparición de la clase media se corresponde con otro de los grandes engreimientos que ya no podemos permitirnos: un imperio.

Hace casi dos décadas, escribimos un libro con Addison Wiggin titulado Empire of Debt (El imperio de la deuda). Fue un best-seller, escrito en 2005, cuando la deuda de EE.UU. era de 13 billones de dólares o el 60% del PIB. Hoy es de 32 billones de dólares, el 120% del PIB.

La esencia de nuestro libro es que, aunque Estados Unidos lleva más de 100 años en el negocio del imperio, nunca le ha cogido el truco.

Extiende su poder y ofrece protección a las naciones que obedecen, pero guerra y sanciones a las que no lo hacen. El problema es que pierde las guerras y pierde dinero en toda la empresa.

La idea de un imperio es que conquistas y robas, y luego exiges tributo. Se supone que al menos se autofinancia, y normalmente es rentable.

Pero los EE.UU. tropiezan y tropiezan. Tiene el gasto de conquistar, luego el gasto de gobernar, y el coste extra de «construir una democracia». Pero ¿dónde está la recompensa? ¿El botín? ¿El tributo?

Antolín Blanco

Antolín Blanco, inversor independiente en mercados financieros desde 1982 y editor del blog Mercados y Burbujas, cuyo conocimiento de los factores ocultos que mueven los mercados aporta información muy rica y distinta a lo que se suele leer en la prensa económica convencional. Escolar de la ideología austríaca de economía y partidario de la abolición de los bancos centrales.

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